Otra forma de hacer el bien consiste en perdonar misericordiosamente a quienes pecan contra nosotros. La oración del padrenuestro dice en parte: “Perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores” (Mat. 6:12). Por supuesto, Jesús no estaba hablando aquí de deudas económicas. El Evangelio de Lucas deja claro que se refería a los pecados, pues dice: “Perdónanos nuestros pecados, porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe” (Luc. 11:4).
Todos nosotros tenemos que imitar a Dios, quien perdona con generosidad a los pecadores arrepentidos. El apóstol Pablo escribió: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros, así como Dios también por Cristo liberalmente los perdonó a ustedes” (Efe. 4:32). El salmista David cantó: “Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa. No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo” (Sal. 103:8-14).
Para que Dios nos perdone, primero tenemos que perdonar a quienes han pecado contra nosotros (Mar. 11:25). Así lo destacó Jesús cuando dijo: “Si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes” (Mat. 6:14, 15). En efecto, Jehová solo perdona a quienes perdonan de todo corazón a sus semejantes. Así pues, sigamos este consejo de Pablo: “Como Dios perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes” (Col. 3:13). Esta es, sin duda, una forma de hacer el bien al prójimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario