martes, 23 de diciembre de 2014

¿Se preocupa usted por sus hijos?

¡POR supuesto que sí! Usted sabe que las enfermedades, el abuso de las drogas y la delincuencia son solo tres de los problemas que ponen en peligro a sus hijos. Es normal que los padres se interesen en sus hijos, y hasta se preocupen por ellos.

Es así como se ha sentido la mayoría de los padres en el transcurso de la historia, como lo muestra la Biblia. Recuerde que Jacob envió a José para que viera cómo estaban sus hermanos, pues Jacob estaba preocupado por ellos. (Génesis 37:13, 14.) Job también se preocupó por sus hijos, aunque estos ya eran adultos y tenían sus propias familias. Pensaba: “Quizás mis hijos hayan pecado y hayan maldecido a Dios en su corazón”. (Job 1:4, 5.)

¡Hasta José y María se preocuparon por su hijo perfecto, Jesús! De hecho, en una ocasión, cuando Jesús tenía 12 años de edad, se preocuparon mucho por él cuando descubrieron que se les había perdido. No obstante, su hijo Jesús era motivo de orgullo para sus padres, y estos no tenían razón alguna por la cual culparse. Veamos lo que sucedió, precisamente, en aquella ocasión memorable, y analicemos qué lecciones pueden sacar de ello los padres del tiempo moderno.

UN HIJO PERDIDO
Si usted es padre o madre, probablemente puede comprender lo que sintió María cuando, en son de regaño, dijo a Jesús: “Hijo, ¿por qué te has portado así? Tu padre y yo te buscábamos muy preocupados”. Hacía tres días que José y María habían estado separados de Jesús. Usted podrá comprender por qué estaban ansiosos de saber el paradero de su hijo de 12 años. (Lucas 2:48)

El hecho es que la Biblia muestra que María fue una excelente mujer y una buena madre. El ángel, cuando vino a anunciarle el nacimiento de Jesús, dijo que ella había “hallado favor con Dios”. (Lucas 1:28, 30.) Ella voluntariamente aceptó la asignación de dar a luz a este niño especial, además de asumir la seria responsabilidad de criarlo y educarlo. Fue una mujer humilde y con fe firme en Dios. Después del nacimiento de Jesús, hizo todo lo que requería la Ley de Jehová, “así como está escrito”. (Lucas 1:38, 45-48; 2:21-23, 39.)

José, el hombre que se casó con María y que llegó a ser el padre adoptivo de Jesús, fue también un hombre justo y bueno con quien el ángel de Jehová se había comunicado en cuatro ocasiones. (Mateo 1:19, 20; 2:13, 19, 22.) Recuerde, Dios escogió a José y a María para que criaran a Su querido Hijo unigénito. ¿Hubiera Dios hecho menos que escoger a una pareja que haría una buena labor en criar a este hijo en la sabiduría divina?

Por supuesto, los padres hoy día se preocupan igualmente por sus hijos debido a los peligros y el ambiente de delincuencia que los rodea. Y ellos saben que sus hijos no son perfectos como lo fue Jesús. Aun así, podemos sacar provecho del ejemplo de José, María y Jesús.


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