martes, 23 de diciembre de 2014

Enseñe a sus hijos a ser personas pacíficas

CUANDO los niños se enfadan mucho, por lo general tienen que intervenir sus padres, no solo para calmarlos, sino también para mostrarles cómo manejar la situación. Los niños suelen manifestar lo que la Biblia llama “las cosas características de pequeñuelo”, sin darse cuenta del daño que pueden causar sus palabras y acciones (1 Corintios 13:11). Por eso hay que ayudarlos a cultivar las cualidades necesarias para llevarse bien con la familia y con las demás personas.

Los padres cristianos se esfuerzan por enseñar a sus hijos a ‘buscar la paz y seguir tras ella’ (1 Pedro 3:11). Es verdad que a los niños les cuesta vencer los sentimientos de desconfianza, frustración y enojo. Pero cuando ellos mismos ven lo felices que se sienten al promover la paz, comprenden que vale la pena hacer el esfuerzo. Si usted tiene hijos, ¿cómo puede enseñarles a ser personas pacíficas?

Incúlqueles el deseo de agradar al “Dios de la paz”
La Biblia dice que Dios es “el Dios de la paz” y “el Dios que da paz” (Filipenses 4:9; Romanos 15:33). Por consiguiente, los padres sabios hacen todo lo posible por inculcar en sus hijos no solo el deseo de agradar a Dios, sino también el de imitar sus cualidades, entre ellas la paz. Para lograr este objetivo, tienen que emplear con habilidad las Escrituras. ¿Cómo puede usted hacerlo? Veamos un ejemplo. Pudiera ayudar a sus hijos a imaginarse lo que el apóstol Juan contempló en una visión: un impresionante arco iris de color verde esmeralda alrededor del trono de Jehová (Apocalipsis 4:2, 3). Luego pudiera explicarles que dicho arco iris representa la paz y tranquilidad que rodea al Creador y que, cuando le obedecemos, disfrutamos de esa misma paz.

Dios también guía a los padres mediante las enseñanzas de su Hijo, Jesús, a quien se llama el “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6, 7). Así que lea y analice con sus hijos los relatos bíblicos en los que Jesús habló de la importancia de evitar las peleas y las discusiones (Mateo 26:51-56; Marcos 9:33-35). Hábleles, además, del ejemplo de Pablo. Aunque había sido un “hombre insolente”, logró cambiar de actitud. De hecho, más tarde escribió que “el esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, manteniéndose reprimido bajo lo malo” (1 Timoteo 1:13; 2 Timoteo 2:24). Puede que sus hijos reaccionen mucho mejor de lo que usted se imagina.

Deles el ejemplo siendo pacífico
¿Cómo es el ambiente dentro de su hogar? Si en el seno familiar reina la paz, con tan solo observarle sus hijos aprenderán lo que significa ser pacífico. De hecho, cuanto mejor imite usted la pacífica personalidad de Dios y de Cristo, más posibilidades habrá de que sus hijos también lleguen a ser pacíficos (Romanos 2:21).

Incluso cuando usted cometa un error —¿y qué padre o madre no los comete?—, puede aprovechar la oportunidad para enseñar a sus hijos una valiosa lección. 
¿Sucede lo mismo en su caso? ¿Está enseñando a sus hijos a ser pacíficos por la manera en que los trata? Jesús exhortó: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos” (Mateo 7:12). Puede estar seguro de que, aunque usted no sea una madre o un padre perfecto, si trata a sus hijos con amor y cariño, obtendrá buenos resultados. Los hijos siempre responden mejor a la educación cuando esta se imparte con amor.

Enséñeles a no enojarse enseguida
Proverbios 19:11 dice: “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera”. Ayude a sus hijos a ser perspicaces y comprender por qué surgen ciertas situaciones. ¿Cómo puede hacerlo? Por ejemplo un padre cristiano tomando en cuenta los consejos de la Biblia puede decir : “Cuando están disgustados por lo que alguien les ha dicho o hecho, tratamos de que se pongan en el lugar del otro. Les hacemos preguntas sencillas como: ‘¿Será que ha tenido un mal día? ¿No te tendrá envidia? ¿Estará molesto por algo?’”. Mariann agrega: “Así logramos que nuestros hijos se calmen y ya no piensen más en quién tiene la razón”.

Así pues, enseñe a sus hijos a no enojarse cuando alguien cometa un error o cuando surjan desacuerdos. Puede que incluso logre que se interesen de verdad por las demás personas y que las traten con cariño. ¿No le causaría eso una gran satisfacción a usted? (Romanos 12:10; 1 Corintios 12:25.)

Anímelos a perdonar
Según Proverbios 19:11, “es hermosura de nuestra parte pasar por alto la transgresión”. Cuando Jesús estaba agonizando, se mostró dispuesto a perdonar a quienes lo habían crucificado (Lucas 23:34). De igual manera, los niños aprenden a perdonar imitando a sus padres. Además, al ver lo bien que se sienten cuando sus padres los perdonan a ellos, se dan cuenta de lo hermoso que es el perdón.

Verdaderamente da gusto ver a niños que, han aprendido a soportar las faltas y equivocaciones de los demás y a perdonarlos (Colosenses 3:13). Asegúreles a sus hijos que cuando alguien los ofenda —a propósito o no—, será más fácil que resuelvan el problema si le responden de una manera pacífica. Y es que “cuando Jesùs se complace en los caminos de un hombre, hace que hasta los enemigos mismos de este estén en paz con él” (Proverbios 16:7).

No se canse de enseñarles a ser pacíficos
Cuando los padres ‘hacen la paz’ —es decir, la promueven— y se valen de la Palabra de Dios para educar a sus hijos “en condiciones pacíficas”, son una auténtica bendición para ellos (Santiago 3:18). Tal educación ayuda a los hijos a convertirse en personas pacíficas que saben resolver conflictos, algo fundamental para su felicidad futura.

De modo que ustedes, padres cristianos, tienen buenas razones para no ‘desistir’ ni ‘cansarse’ de enseñar a sus hijos a ser pacíficos, aunque al principio les parezca que no están logrando mucho. Si perseveran, pueden estar completamente seguros de que “el Dios de amor y de paz estará con ustedes” (Gálatas 6:9; 2 Corintios 13:11).


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